Murió el Diablo


Murió el Diablo. El Otro. La historia se repite. El Diablo no es sino el Dios de los vencidos,  y su demonización no es sino un ardid más de guerra, para aplastarlos culturalmente. Muerto, tras larga agonía, el comunismo soviético, el islamismo encarnado en Bin Laden era el Diablo que justificaba el aplastamiento de los pueblos del Islam. Hoy ha muerto ese Diablo, tras la decadencia de su presunto poder, que revelan las actuales revueltas árabes.
Esperemos que esa muerte física del Diablo Bin Laden propicie también la de otro antiguo Dios que, para no convertirse ya en un vencido Diablo en una civilización más razonable y democrática, utilizó el espantajo Bin Laden. Así pudo  recuperar en parte, con Bush, su categoría divina, justificando cruzadas económicas, bendecidas por quien, terminando  su ciclo, ha sido consagrado beato “para la eternidad” en el preciso momento en que ha terminado también la carrera de Bin Laden. Descanse, y descansemos, en paz.

Martín Sagrera, religiólogo.

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