Tertulia de mayo 2007
POR QUÉ SER ATEO
A pesar de que el tema propuesto para esta ocasión, "¿Por qué ser ateo", se prestaba a ser objeto de testimonios personales, el buen criterio de los contertulios evitó caer en ese aspecto, que hubiera convertido la tertulia en una de aquellas reuniones de miembros y simpatizantes del Opus Dei en las que, bajo la batuta de San Josemaría, los asistentes presumían de lo humildes que eran contando sus problemas en público y esperando que el Fundador les consolase en sus tribulaciones personales. Esto, como digo, no sucedió y quiero destacarlo en honor de los participantes, que consiguieron mantener un tono impersonal y de gran calado en las respectivas intervenciones.
La tertulia se inició constatando la necesidad de definir términos que no todos entienden de la misma manera, empezando por el propio concepto de ateísmo, que a veces se entiende como negación de lo trascendente, otras como mera ausencia de fe, y otras aún, como un paso más allá del agnosticismo. En este sentido alguien apuntó la idoneidad del término "irreligiosidad" en el sentido expuesto por Puente Ojea. En cualquier caso, eso de definir conceptos es el único modo de evitar el frecuente enmascaramiento de la realidad mediante la tergiversación interesada de los términos.
A partir de ahí se abordó el tema del ateísmo y la religiosidad desde múltiples puntos de vista. Como no podía ser de otra manera, sobre todos ellos revoloteaba el ineludible dilema entre la ciencia-fe, aunque este aspecto en concreto no se trató en profundidad por exceder el tema propuesto para el debate. Por eso cabe suponer que sea uno de los temas a debatir en alguna de las tertulias venideras.
No queremos terminar esta reseña sin dar nuestra bienvenida a los tres nuevos contertulios argentinos que nos honraron con su presencia y a los que esperamos en futuros encuentros.
Para terminar, queremos anunciaros que la próxima tertulia tendrá un carácter especial. Desgraciadamente, el local que tan amablemente ha acogido las últimas reuniones va a ser traspasado, de modo que el 1 de junio próximo será la última vez que nos encontremos allí. Los socios que aún no lo conozcan tienen, pues, la última oportunidad de disfrutar del ambiente de uno de los últimos tradicionales bares de la zona, frecuentado desde siempre por intelectuales, artistas, bohemios y heterodoxos en general y cuyos propietarios han tenido el buen gusto de conservarlo con todo su encanto y sus precios asequibles.