Tertulia de abril:

DE LA IGLESIA ANTIFRANQUISTA A LA IGLESIA FUNDAMENTALISTA

Aunque tradicionalmente las tertulias de Ateus de Catalunya / UAL se celebran el primer viernes de cada mes, la de abril se retrasó una semana con el fin de que las vacaciones de "Semana Santa" no supusieran para nadie un impedimento para su asistencia. Y creo que esta fue una decisión acertada, porque el número de contertulios se incrementó notablemente con respecto a las anteriores convocatorias.

Queremos hacer una referencia especial a aquellos que vinieron por primera vez, a quienes damos la bienvenida y esperamos verlos en futuras ocasiones. También queremos hacer extensiva nuestra gratitud al encargado del local, la Bodega del Carles, el cual, al ver el elevado número de asistentes, nos reservó el espacio que ocupábamos hasta terminar el acto, momento en que los clientes habituales de su establecimiento pudieron ya entrar a ocupar las mesas que habían quedado libres.

El debate se inició con una introducción del moderador, que nos recordó varios datos significativos de la Iglesia durante el franquismo, entre los que cabe destacar las actividades que la JOC y la HOAC llevaron a cabo; la aparición de las revistas "El Ciervo" y sobre todo "Cuadernos para el diálogo"; la participación de sacerdotes en las luchas obreras, especialmente tras el concilio Vaticano II; el nacimiento de CCOO en la parroquia de S. Medín (Barcelona); la calificación de "jerarquías desafectas" a ciertos obispos, etc.

Los diferentes participantes se extendieron sobre todos estos puntos, dejando claro que todas estas actividades se hacían a título personal, pues la "Iglesia oficial" seguía encantada sacando a pasear a Franco bajo palio. La apertura que supuso la época de Tarancón en la presidencia de la Conferencia Episcopal fue un paréntesis en la tradicional cerrazón de las jerarquías, paréntesis del que existen amplias sospechas de que fue interesado y nada sincero, porque es evidente que los obispos, como casi todo el mundo, vieron la que se les venía encima si no disimulaban su siniestro pasado, pero que resultó relevante a la hora de diseñar la transición a la democracia.

Una vez comprobado que no existían visos de pedir cuentas por el pasado, los obispos pierden el miedo y vuelven a mostrar su auténtica faz: lanzan campañas contra los gobiernos que no se doblan ante sus caprichos; contratan a periodistas para que despotriquen y deslegitimen a políticos desafectos, participan en manifestaciones, organizan campañas insultantes, se dedican a crispar el ambiente a base de insidias y medias verdades... En definitiva, creen que siguen siendo los amos del cotarro; no solo no aceptan la separación entre la Iglesia y el Estado, sino que, azuzados por un Papa retrógrado, pretenden irracionalizar lo racional. Los neocons son un subproducto de semejante ejecutoria. Al anatematizar la teología de la liberación, con gran arraigo en los países más pobres de América Latina, han abierto la espita por la que se cuelan otras religiones y pierden adeptos a marchas forzadas.

El cierre de la parroquia de S. Carlos Borromeo, en Madrid, es un ejemplo, el último por ahora, de esta actitud retrógrada de la actual "Iglesia oficial". Ante estos casos, ¿cuál debería ser nuestra postura como ateos? ¿Hay que apoyar a los represaliados o basta que sean Iglesia para considerar que son asuntos internos suyos y que no nos afectan? Hubo opiniones para todos los gustos, pero un contertulio apuntó el modo -para mí- más convincente: apoyo total en la vertiente de lucha social y crítica en la parte exclusivamente eclesiástica.

Al acabar el debate unos cuantos participantes continuaron la charla, ahora de un modo más distendido, en una cena celebrada en el mismo local.

Esperamos veros de nuevo a todos en la próxima tertulia, prevista para el viernes 4 de mayo

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