Conferencia: "PASIÓN POR EL LAICISMO"

(UAL. Redacción). El pasado día 29 de septiembre, el genial Leo Bassi aceptó nuestra invitación y disertó sobre el tema "Pasión por el laicismo".

En primer lugar, queremos agradecer la gentileza de Leo, un hombre coherente, que no solo practica la crítica en sus representaciones teatrales, sino que su vida privada es un modelo de coherencia con sus postulados. Pocos famosos pueden presumir de lo mismo. El mismo día 29, antes de venir a hablar con nosotros había concedido 7 (¡siete!) entrevistas a diferentes emisoras de radio y televisión. A nuestro local llegó en taxi, procedente de Barcelona TV. Anduvo tan escaso de tiempo, que pronunció su conferencia maquillado, porque no tuvo tiempo de desmaquillarse para llegar puntualmente a nuestra cita.

El público llenó la sala de conferencias, siguió atento el parlamento de Bassi, aplaudió largamente su intervención y tuvo ocasión de hacer sus preguntas y comentarios durante las casi tres horas que duró el acto.

En su disertación, Leo Bassi comenzó reivindicando la libertad individual más absoluta, tradicionalmente cercenada por las religiones. Hay que reivindicar el placer más allá del puro epicureísmo, hay que eliminar las barreras impuestas al placer personal hasta convertirlo en ilimitado, hacer del hedonismo el eje de nuestra existencia. Las grandes religiones monoteístas son las responsables de haber transformado al hombre en un ser temeroso de la libertad y del placer. Han conseguido llenar nuestras vidas de miedos y temores. La democracia está contaminada por nuevas teorías que preconizan que la sociedad debe regirse por los que ellos entienden que son los mejores, por los ciudadanos que -según ellos- forman la élite social y que, como tales, no pueden estar sujetos al juego de las mayorías. Los "neocon" usamericanos y los "teocon" italianos son un peligro contra el que hay que presentar batalla.

Confiemos en que los jóvenes no arrojen la toalla. Y no lo harán si ven la posibilidad de disfrutar de una vida regida por la libertad y el placer. Es un consuelo pensar la cantidad de preservativos que se encontraron en el cauce del Turia durante la visita del Papa. Mientras Bendicto XVI soltaba sus peroratas cristianas, cientos de jóvenes follaban como descosidos. ¿Cómo van a preferir oír sandeces sobre pretendidas dictaduras del relativismo, o sobre la racionalidad de su doctrina? Al final resultará que la Ciencia es lo irracional y la fe lo racional, es decir, que lo racional es vivir con el temor al pecado y que se joda Darwin. Lo que pasa es que los jóvenes no parecen estar por la labor y piensan que es injusto quedarse en paladines de la fe mientras Darwin disfruta de la coyunda y prefieren ser ellos quienes la practiquen (y con condón, y con el mismísimo Papa predicando lo contrario). Y tienen razón: al fin y al cabo, a los muertos les "pone" más el olor de los crisantemos que el de las feromonas. De algo tenían que servir las lecciones de Milingo. Sí, el futuro puede ser prometedor.

Los clérigos empiezan a dar muestras de despiste. El Papa se preguntaba en Auschwitz dónde estaba Dios. Y esa misma pregunta se hizo el cardenal Cañizares tras el accidente del metro de Valencia que se cobró más de 40 muertos la víspera de la llegada del Papa a esa ciudad. El metro se fue a estrellar contra una pared en la que había un enorme retrato de Benedicto XVI, en la línea amarilla y blanca y en la estación de Jesús. Cañizares no entendía nada: "¿Dónde estabas, Dios?". Ambos conocen la respuesta: "en ninguna parte", pero jamás lo reconocerán.

En resumen, que disfrutamos de una gran conferencia y una gran jornada, gracias a la generosidad y la coherencia vital de un gran actor, pero, sobre todo, de una gran persona.

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