EL ESCÁNDALO DE LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO (Michael Baigent y Richard Leigh).
Se venden manuscritos biblicos no posteriores al año 200 a. de C. Donación ideal de un individuo o grupo a una institución educativa o religiosa. Escribir al Aptdo. F206.
Este fue el anuncio que apareció en el Wall Street Journal el 1 de Junio de 1954. Si hoy en día apareciese un aviso de esas características, sin duda se lo consideraría una especie de broma, y no del mejor gusto. También se lo podría ver como un mensaje codificado para disfrazar una venta de armas o algo relacionado con el espionaje.
Hoy, por supuesto, los manuscritos del mar Muerto son muy conocidos, siquiera de nombre. La mayoría de la gente, aunque tenga una idea sumamente vaga de lo que son, por lo menos ha oído hablar de ellos. Cuando menos, existe la conciencia de que los manuscritos son de algún modo objetos genuinamente preciosos, pruebas arqueológicas de inmensa importancia. Uno no espera encontrar un ejemplar cavando en el jardín de su casa. Ni siquiera los ve como vería las armas oxidadas, los utensilios e instrumentos domésticos, los restos de herramientas o de indumentaria que podrían aparecer, digamos, en el transcurso de unas excavaciones romanas en Gran Bretaña.
El descubrimiento de los manuscritos del mar Muerto en 1947 generó un notable entusiasmo, tanto en los círculos académicos como entre el público en general. Pero en 1954 aquel entusiasmo había sido hábilmente apaciguado. Los manuscritos, se daba por sentado, habían revelado todo lo que tenían que revelar y se le quitó dramatismo a ese desenlace. Por lo tanto, el anuncio de su venta no despertó ningún interés público especial cuando el anuncio apareció en la página catorce del Wall Street Journal. Inmediatamente debajo había otro de tanques industriales de acero, soldadores eléctricos y otros artefactos. En la columna contigua había listas de casas en alquiler y de ofertas de trabajo. Equivalía a ofrecer piezas del tesoro de Tutankamón entre un montón de saldos de artículos sanitarios o de repuestos de ordenadores. Este libro mostrará cómo pudo ocurrir semejante anomalía.
Al rastrear el itinerario de los manuscritos del mar Muerto, desde su descubrimiento en el desierto de Judea hasta las diversas instituciones que los conservan hoy en día, nos enfrentamos con una contradicción que ya habíamos conocido antes: la contradicción entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe. La investigación empieza en Israel, pero tenía que llegar hasta los pasillos del Vaticano y, lo que era aún más siniestro, a las oficinas de la Inquisición. Los autores se encontraron frente a un rígido "consenso" de interpretación hacia el contenido y la manera de fechar los manuscritos y comprobaron cuán explosivo puede ser, para toda la tradición teológica cristiana, un examen no partidista de esos manuscritos. Y descubrieron la ferocidad con que el mundo de la intelectualidad bíblica ortodoxa estaba dispuesto a luchar para retener el monopolio de la información disponible.
El libro describe la investigación más apasionante y polémica realizada sobre los célebres manuscritos encontrados en las cuevas de Qumran y fechados entre el siglo III a.C. y el año 70 d.C. La significación de estos documentos es esencial para el estudio de la tradición bíblica judía y los comienzos del cristianismo. Según los autores, el Vaticano sólo ha dado a conocer una pequeña parte de los materiales hallados y se empeña en obstaculizar y marginar a los estudiosos del tema. Esta conspiración del silencio en torno de los manuscritos se debe a que, de divulgarse su contenido íntegro, probablemente quedaría en evidencia que la Iglesia tergiversó interesadamente el mensaje de Cristo. Las más altas instancias vaticanas, en particular la Congregación de la Doctrina de la Fe, heredera de la Inquisición, no están dispuestas a consentirlo. Hay en el juego conceptos fundamentales cuya revisión desmoronaría la versión oficial de los Evangelios. Tan riguroso como audaz en sus conclusiones, este libro ilumina zonas oscuras del cristianismo.
Los autores.
Michael Baigent se graduó en la Christchurch University de Nueva Zelanda. Richard Leigh se graduó en la Tufts University de Boston y cursó estudios de posgrado en la Universidad de Chicago y en la Stony Brook New York University. Ambos se han dedicado al estudio e investigación de los puntos más controvertidos de la historia del cristianismo. Han publicado El enigma sagrado y El legado mesiánico, dos obras que suscitaron una fuerte polémica en el seno de la Iglesia católica por sus arriesgadas conclusiones. El escándalo de los manuscritos del mar Muerto 1991 su aportación al esclarecimiento del más importante hallazgo arqueológico de este siglo, ha puesto en entredicho las tesis ortodoxas y oficiales. De los autores, Anthony Burgess ha dicho: "Poseen conocimientos, energía y entusiasmo, atemperados por el escepticismo" (The Observer).
Título: El escándalo de los manuscritos del Mar Muerto.
Autores: Michael Baigent y Richard Leigh.
Ed. Martínez Roca. 1993. Licencia para Círculo de Lectores. 286 págs. Fotografías.
ISBN: 84-226-4409-6