DISCURSO DE ALBERT RIBA EN EL CONGRÈS DE LA LIBRE PENSÉE (24-25-26 de agosto de 2006)

Queridas amigas, queridos amigos:

Hace un año, por estas fechas, nos encontramos en Paris con un amplio programa de trabajo que culminó, entre otras cuestiones, con la constitución del Comité Internacional de Ateos y Librepensadores.

Durante este año, gran cantidad de acontecimientos han jalonado nuestro trabajo y han sido fuente de preocupación o alegría para todos los librepensadores del mundo.

Un ejemplo lo encontramos en Francia, nuestro querido país hermano, con la revuelta de los jóvenes de barrios externos de las ciudades, fundamentalmente musulmanes, donde el radicalismo destructivo ha encontrado un nuevo ámbito de expansión. Nosotros desde España hemos tomado nota con la voluntad de encontrar caminos que eviten esa situación.

También en este año se ha celebrado el centenario de la ley francesa de separación de la iglesia y el estado con una amplia repercusión que nosotros celebramos y deseamos que se extienda su contenido al mundo entero.

También nos ha sorprendido la grave crisis internacional generada por las caricaturas de mahoma, la amplia respuesta orquestada por el fundamentalismo islámico y la mas que sorprendente tibieza de la respuesta de los gobiernos europeos que no salieron en una clara e inequívoca defensa de los ideales laicos y democráticos de libertad, igualdad y fraternidad.

Otro grave suceso es la ola migratoria que desde Asia, África y Sudamérica llega a Europa sin que nuestros gobiernos sepan hacer otra cosa que intentar cerrar las fronteras, en lugar de, por un lado liderar la política de desarrollo en los países de origen y por otro canalizar la inmigración para facilitar su integración a los valores europeos de libertad, tolerancia e interculturalidad.

También tengo muy presente la reciente, e intolerable, guerra de Líbano y Palestina, donde se impone la razón de la fuerza y no la fuerza de la razón. Y donde las graves violaciones de los derechos humanos, siempre justificadas por la razón divina, y la cínica actitud de las potencias occidentales, generan la radicalización fundamentalista de los ciudadanos sin futuro de uno y otro lado. Mención específica quiero hacer en este caso del cómplice silencio de las autoridades religiosas de las tres religiones monoteístas de libro, que pese a proclamarse "portadores de la paz", no han condenado con todas sus fuerzas, excomuniones incluidas, los actos de violencia, ni han liderado iniciativa alguna hacia la paz.

La muerte del Sr. Woitila y su sustitución al frente de la iglesia católica por el Sr. Ratzinguer ha demostrado una vez más la imposibilidad de avances de la tolerancia en esa organización. Si bien hemos de constatar un leve cambio de rumbo hacia posiciones más tradicionales, los conservadores jesuitas ganan poder en detrimento de posiciones más fundamentalistas: el Opus y los Legionarios de Cristo, que pierden influencia.

En España este pequeño cambio de rumbo vaticano ha repercutido en una visita del Sr. Ratzinguer que no ha respondido a las expectativas de la derecha más radical, el Partido Popular, y parte de la cúpula episcopal. Los obispos españoles están actualmente furiosos por su pérdida de influencia en el Vaticano y por la evolución de la sociedad española, que cada vez rechaza, más los excesos verbales y exigencias absurdas de la jerarquía católica.

En este contexto se está negociando, a espalda de los ciudadanos, el nuevo sistema de financiación de la iglesia católica en España. Como ya saben ustedes, marcando una casilla en su declaración de la renta, los españoles dedican un 0'52% (llamada al traductor: pon la cifra en letras en francés) de su pago al mantenimiento de la iglesia sin que ese pago suponga ningún aumento en los euros que pagan. La iglesia, que gasta dinero en toda clase de inmorales sueldos y lujos, no tiene bastante y en lugar de ajustar los gastos a los ingresos, como hacemos todos los que cobramos un sueldo o una pensión, exige del Estado que le aumente los ingresos hasta el 0'82% (llamada al traductor: pon la cifra en letras en francés) de las declaraciones de renta de sus adeptos. Los políticos deberían saber, y sobre todo los autollamados de izquierdas, que las apetencias de la iglesia son insaciables y que en pocos años volverán a pedir un aumento.

Estamos a punto desde Ateus de Catalunya y la Unión de Ateos y Librepensadores de iniciar una campaña contra ese aumento de recursos para los antidemócratas, terroristas verbales contra la libertad (y si pueden no solo verbales) y mentirosos compulsivos.

Lamentablemente, y pese a una amplia oposición social, se está consolidando la existencia de la asignatura, teóricamente voluntaria, de religión católica en las escuelas, que pronto contará con la competencia de la musulmana. Todo ello con la sonriente complacencia, y en algún caso complicidad, de las autoridades. Seguiremos denunciando esta antipedagógica, antilaica y liberticida situación.

Tras veinticinco años de vigencia de la Ley de libertad religiosa, han empezado los movimientos parlamentarios para su actualización. Dos posiciones se encontrarán una frente a otra, los que desean que nada cambie y continúe la situación de privilegio de la iglesia católica y los que deseamos una modificación profunda de la Ley, superando el caduco y limitado concepto de "libertad religiosa" por el moderno, aunque muy antiguo, y amplio de "libertad de conciencia". Hemos participado con nuestros consejos en la propuesta de un grupo parlamentario para ofrecer un proyecto de ley que recoge correctamente nuestros planteamientos.

No quiero dejar de señalar dos acontecimientos positivos sucedidos en este año, el éxito del libro de Michel Onfray "Tratado de Ateología" y la publicación del "Elogio del Ateismo y otras diabluras" de Gabriel García, que nos acompaña en este viaje, libro que creo tendrá el mismo éxito.

Finalmente, y ante la difícil situación que tendremos que afrontar en los próximos años, en que las religiones monoteístas de libro, desencadenaran una profunda y violenta ofensiva contra las libertades laicas, para poder llegar al punto de negar la libertad individual de conciencia, hago un llamamiento a todas y todos los que comparten con nosotros el ateismo y el librepensamiento, para que se olviden de que es posible sobrevivir individualmente a la ofensiva fundamentalista, disciplinada y económicamente poderosa y se asocien con cualquiera de nuestra organizaciones, para aumentar nuestra influencia social con el fin de organizar una defensa de la libertad, la democracia y la laicidad.

Nosotros, los integrantes de las asociaciones existentes, tenemos la obligación de facilitar esa incorporación y de mantener relaciones entre todas las organizaciones, para que se fomenten los actos y luchas comunes.

Acciones en ese sentido propondré en la prevista reunión, a finales de este año, del Comité Internacional de Ateos y Librepensadores.

Recibid, todas y todos, un fraternal abrazo de vuestros amigos de Ateus de Catalunya y de la Unión de Ateos y Librepensadores.

Lamoura, 24 de agosto de 2006